martes, 18 de mayo de 2010

JOSÉ MANUEL SANTOMÉ



“OCEANO DE SOLEDAD”

- Buenos días. Soy Lucía. Tengo una mala noticia que darle Sra. Amalia; acabo de recibir la resolución del Juzgado. Hemos perdido … ¿Me escucha Sra. Amalia?
- …Si, si, dígame.
- Me parece una gran injusticia que quieran desahuciarla de su casa natal a sus 90 años sin apenas pruebas. Recurriremos. Creo que tenemos una posibilidad en la Audiencia. Mandaré una carta a La Nueva España para que publiquen la historia.Organizaremos alguna manifestación frente al Ayuntamiento. Buscaremos apoyos hasta debajo de las piedras… Lo siento Sra. Amalia, haré todo lo que pueda.
- Lo sé, vida, lo sé. Muchas gracias.
La anciana colgó el teléfono con la mirada ausente. Mientras en la radio de la cocina sonaba una canción de Andrés Calamaro.

Flaca/ No me claves/ Tus puñales/
Por la espalda/ Tan profundo……

Recogió la carpeta con la documentación para devolverla al antiguo arcón de la sala. Lo abrió y se demoró contemplando los recuerdos de toda una vida:una caja con fotografías en blanco y negro de gente olvidada; una lata con papeles surcados de elaborada caligrafía; desdobló un raído velo de novia oculto entre unas mantelerías; acarició su muñeca de porcelana que le faltaba un brazo; había también una vieja botella envuelta en una hoja de periódico, parecía contener agua, la destapó y olía salado. Colocó la carpeta con la documentación en el arcón y cerró la tapa. Por la junta asomó parte del desflecado forro del baúl y la esquina de un papel amarillento. Volvió a abrir el arcón y deslizó su mano entre el forro para coger el papel y acomodar con mimo la tela. Era una carta. Fue a la cocina para ponerse sus lentes que estaban encima de la nevera.

Maracaibo a 3 de Abril de 1905

Amadísima esposa María Concepción:
Espero que al recibo de la presente os encontréis bien de salud. Yo de momento bien, gracias a Dios.
Te diré que la bodega que abrí va funcionando bastante bien. En ella como ya sabes vendo licores, ron, chicha, mistela, se vende muy bien el café y el tabaco, también tengo legumbres secas, maíz, yuca, cacao y espero seguir aumentando el negocio con más artículos. Por cierto la llamé “La Maliaya” en tu recuerdo. Maracaibo es una próspera ciudad. Hace mucho calor todo el año pero tiene un precioso lago para refrescarse. Os va a gustar, ya verás. Solo espero el día en que podamos reunirnos. Da un gran abrazo a tus padres a los que estoy muy agradecido.
Me preguntabas qué hay al otro lado del océano. Te diré que ahora mismo mucha soledad por tu ausencia y la de nuestra recién nacida Amalia. Háblale mucho de mí para que me recuerde. Hay mucho amor esperando por vosotras. Lágrimas y añoranzas por nuestra tierra, su verdor y frescura. Y el dolor de no saber cuando estaremos juntos de nuevo y regresar dichosos para siempre a nuestra patria.
Te envío dinero para que pagues a Don Genaro la mitad de la casa, espero mandarle el resto en un par de meses pero dile que tiene que arreglar el corredor y la panera. Dile también que no venda la finca de la Tenaciella. Calculo que para final de año le mandaré los 4000 reales acordados por la finca.
Bueno sin más que contarte, escríbeme pronto y recuerda que os amo más que a nada en el mundo y lucharé para que se cumplan nuestros sueños.
Tu amado esposo

Marcelo

Unas lágrimas se escurrieron por ese padre desconocido. Apretó la carta contra su pecho y así se mantuvo largo rato. Descolgó el teléfono y marcó.

- Doña Lucía… Soy Amalia. Dígale al hijo de Don Genaro que acepto su oferta de 3 millones de pesetas por la casa y las tierras… Si, lo pensé bien. Pero con la condición de que me busque un asilo desde donde pueda ver el mar..
-
José Manuel Santomé Vázquez