miércoles, 5 de mayo de 2010

MARILUZ

ASÍ NOS VAMOS APAGANDO



la rendición de los párpados
sigue su deriva

damos pies y manos
hay quien da la lengua
como si el tránsito estipulado
llevase un código de permanencia

será cosa del magnetismo
de estos días azules
y este sol de justicia
sol de la infancia

que invasivo como la yedra
amortigua las pisadas.

MIGUEL ESTRADA CAMBLOR



Eso de la despedida

Aprendí
eso de la despedida
en los agujeros negros del planeta Cero.
En sus ojos llorosos.
En las noches vacías,
en las tardes grises,
y en los duros reproches de una cama fría

Aprendí a despedirme
de la mano de Erebo.
En su oscura nube,
universo denso
pude ver un día la nada que se mece
en la piel del viento.
Aprendí que la alegría existe para ser recuerdo,
en dos o tres horas
quizás en minutos
o quizás...
o quizás fue un sueño.

MARÍA JOSÉ L.



BRAÑA Y MAR


Media tarde en la braña. La niebla no dejaba ver a dos pasos. Mario juró por enésima vez; la vaca no libraba y él no quería molestar al veterinario. Aparte de ser muy caro, cuando llegaba, casi nunca hacía falta.
—Sí tenía razón el abuelo—mascuyó. Por cuarta vez limpió alrededor y echó más paja.
—Sal, necesito más sal…
Noche de estiércol.

Lejos en altamar, Berto el hijo de Mario, desde la cubierta del pesquero saludaba al naciente sol.
<<—Si ye neña será Alba.>>