martes, 20 de septiembre de 2011

CARMEN PASSANO

UN PALACIO DE AMOR NOCHE ADENTRO

Sin haber nunca imaginado que ese hombre de los ojos de perro triste me miraría de ese modo, me quede mirando cómo se alejaba. Parecía cansado, necesitando una caricia en esa cabeza despoblada y lustrosa. Me sentí tentada de reírme de mi ocurrencia. Su mirada, vagaba en puntos lejanos, me extendió la mano y sin mirarme se presento. El silencio no se cuanto tiempo duro, pero de pronto sentí la necesidad de sentirme amada, subiendo escalinatas hacia el cielo, imagine un mundo en las estrellas de la mano de un hombre perdido en la soledad.
Me imagine caminando a la orilla de un río, queriendo atrapar el agua que se llevaba la corriente; pensé en un arroyo de aguas diáfanas y quietas, pero se me escurrían de los dedos ríos y arroyos, y nada podía hacer para retenerlos. Sería bueno si pudiera convertir en fuego todo este amor que siento por el pobre hombre de los ojos tristes. Una hoguera luminosa y ardiente que calentara el frío de sus manos. Me quede mirando las flores de un jardín y una tibieza de rosas de terciopelo se trepo por mi sangre. Las glicinas inundaron de cielo la primavera. Quise tocar las llamas de la hoguera y me queme las manos. Tal vez porque el fuego es caliente como el sol, me acorde del mar y los castillos de arena.Pero ahora el mar estaba lejos, muy lejos, y los castillos de arena, se deshacen con las olas, pero sin embargo en mi imaginación, comencé a construir torres y columnas, pasillos y cúpulas. Pero al atardecer el viento me echo arena en los ojos, y sentí una pena inmensa que me lleno de lágrimas.Si… se necesita un material más sólido que los sueños para construir un amor.
Abandone la desierta playa y me fui a la montana, me senté en la cima y en voz alta comencé a describir al hombre que había en mi imaginación. Pero nadie me podía oír. Cuando el hombre de los ojos tristes cansado de mi irrealidad, se quedo en silencio, yo quise construir con palabras un palacio con paredes de letras, sólidos muros repletos de poemas y cuentos. Pero con el silencio, el palacio de palabras se deshizo. Llego el anochecer, agotados todos los recursos, no se agotaba sin embargo el deseo de ese loco y desesperanzado amor. Al final, cerré los ojos y suavemente me dormí entre los imaginarios brazos.
Soñé. Soñé con un jardín con muchos jardineros, que llenaban de pequeñas piedras blancas las canteras, con los sueños de todos los que aman, los poemas de todos los tristes surgiendo de la tierra como un árbol creciendo, llenando los espacios de colores y fragancias. Vi también la sombra de un palacio sobre las piedras, la figura de un hombre vencido en la luna, alejándose.
La luna había tenido tiempo de ocultarse varias veces. Noche adentro. Y desperté.