jueves, 3 de junio de 2010

ERNESTO


                            TIEMPO

Tiempo, tengo ganas de conocerte y no lo consigo. Me hiciste crecer el pelo, la barba… pero, cuando te dió la gana,  me lo arrebataste y me lo volviste blanco. ¡Deja de jugar! Quiero conocerte. ¡Soy yo! Y quiero ser tu amigo. ¿No me recuerdas? Aquél al que parecía que no corrías con la diligencia debida cuando quería entrar en las pelis de mayores. Aquél que jamás te podía alcanzar con un coche porque no me dejabas conducir.

Ahora sigo queriendo conocerte, pero todavía no he logrado estrecharte la mano. Te has puesto a correr tan rápido delante de mí que me encuentro asfixiado de seguirte. No te puedo alcanzar. Sigues riéndote de mí. La experiencia vivida no es suficiente para alcanzarte. Pregunto a los mayores y tampoco te pueden parar. Das y quitas razones, pero a mí ya no me vales. Ni de pequeño ni de grande. ¡Me has vencido! Y lo peor es que la vida pasa adosada a ti. ¡Haz lo que quieras de mí!

MATRITRI MAURICIO


PASA LA VIDA

¿ Cuántas maneras hay de pasar la vida?
Analicemos tres formas distintas.

Jorge Manriquez, en las coplas sobre la muerte de su padre, dice:"Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte, contemplando cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando..."

Santa Teresa  de Jesús exclama:"Vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero, que muero porque no muero."

Segismundo, en la Vida es Sueño de Calderón de la Barca, maldice indignado:"Apurar cielos pretendo, ya que me tratáis así, qué delito cometí contra vosotros, naciendo, aunque si nací ya entiendo qué delito he cometido, bastante causa ha tenido vuestra insistencia y rigor, pues el delito mayor del hombre es haber nacido..."

En la primera forma, el autor describe a dos personajes rivales que avanzan para enfrentarse  a una encarnizada lucha en la que triunfa la muerte y todo se acaba. El lema de los seguidores de esta postura es: bebamos que mañana moriremos.

La Santa, considera la muerte como el trampolín que la lanzará a esa alta y eterna vida que espera y que la Iglesia proclama en el prefacio de la misa de difuntos:"...porque la vida de los que en Ti creemos, Señor, no termina, se transforma..." Afortunadamente somos muchos los que creemos y queremos pasar así la vida.