miércoles, 26 de mayo de 2010

ENRIQUE TEJON


UN SEMÁFORO EN EL POLO SUR (EN UNA ESQUINA A LA DERECHA)





Eh, amigo, ¿qué le ocurre?, ¿por qué está tan triste?
Acabo de hacer un examen de conciencia.
¿Y qué?
De tres preguntas que contesté fallé cinco.
¿Y las otras?
Las dejé en blanco.
¡Qué conciencia más limpia!
La encontré en la barra de un bar y jamás la usé.
Yo una vez encontré un autobús en la cama.
De juguete, claro.
No, no, era una cama de verdad.
Pero el autobús ¿tenía pasajeros?
Claro; el conductor estaba en la almohada.
¿Y usted?
Tuve que bajarme; no tenía dinero para el billete.
Tenga le doy este billete que me regaló mi padre cuando era pequeño.
¿Quién usted o su padre?
El billete.
Pues no ha crecido mucho.
Bueno, ha tenido todo lo que un billete puede necesitar en la vida.
Una vez tuve un billete de ida y vuelta.
¡Vaya suerte!
No se crea, cuando volví estaba en el sitio del que había partido.
Ya, para eso vale más tener un billete de no ida.
Claro, un billete de no ida no lleva a ninguna parte pero por lo menos no hay que volver.
Una vez, en sueños, volví a la infancia.
Ah, ¿sí?, ¿qué hacía?
Estaba durmiendo.
Pero, de niño, ¿también dormía?
Claro, ¿usted no?
¡Qué va! En casa éramos tan pobres que no teníamos ni sueño.
Pues créame que lo siento, pero no puedo darle ni un ápice de sueño; tengo lo justo para mí.
No se preocupe, de lo que estoy sobrado es de risas, mire: ja… ja.
Sólo una vez oí a alguien reírse de esa manera; lo iban a fusilar.
¿Creé que puede reírse mejor?
¡Seguro! Observe: JA, JA.
¡Vaya, sí que es bueno riéndose!
Oiga, si quiere puede reírse conmigo.
De acuerdo. ¿Empezamos?
Adelante. JA…
…ja…
…JA…
…ja…
Bueno, me estoy desternillando.
Sí, yo hacía años que no me reía tanto; ja
Eh, ese ja me tocaba a mí; guarde un orden.
Ha sido usted quien se ha saltado el suyo.
Bueno, nos estamos riendo, esto es muy serio, hagámoslo bien.
Vale, vale. ¿A quién le toca?