Tus botas nunca te fallaron.
Oíste cómo cruzaban el cemento
mientras este se resquebrajaba
bajo tus pies.
Líneas zigzagueantes. Un, dos, tres.
Prometen llevarte al centro de la Tierra.
Dudas. Dudas. Dudas.
Imaginas ese nuevo continente.
Demasiados dragones y mazmorras.
¿Para qué aprender a manejar la lanza
si en tierra conquistada ya están
los peligros doblegados?
Tus botas siempre lucharon por ti.
Garras de cuero que en su momento
consiguen pisotear la mano
que se desprende de un núcleo terrestre
con la intención de atraparte.
Es la fuerza impasible que siempre te cuestiona.
¿Por qué no tienes el coraje de cambiar?
Si tu mente dejara de mirarse a los pies
vomitaría todo lo que recuerda.
Si alguien te hablara del coste de las oportunidades…
Ganar.
Perder.
Ve y ata las botas a tus tobillos.
Fuerte.
Fuerte.
Fuerte.
Y siente como aúllan.
Tus pasos sobre la tierra se irán escondiendo bajo un sol infinito.
Silvia García Santana