sábado, 19 de diciembre de 2009



Correos de mil palabras
Escribe, amor, correos de mil palabras
que crucen el espacio, dispersen su tinta
como el labrador dispersa la simiente.
Escribe. Sé consciente. Comunica
aunque no digas lo que yo quiera oír.
Siéntate a la luz de la ventana
en ritual que abra las espitas sensibles
e imaginativas de tu memoria,
y captes, como se caza un mosquito, los instantes.
Relata con la coherencia de un vuelo oceánico,
la uniformidad de una estepa sin fin 
o el constante caminar del beduino en el desierto.
Tras la forma estética surgirá el fondo:
Ideas brillantes sobre nuestras verdades,
y los detalles iluminados de tus sentimientos.



Jaime del Egido