Correos de mil palabras
Escribe, amor, correos de mil palabras
que crucen el espacio, dispersen su tinta
como el labrador dispersa la simiente.
Escribe. Sé consciente. Comunica
aunque no digas lo que yo quiera oír.
Siéntate a la luz de la ventana
en ritual que abra las espitas sensibles
e imaginativas de tu memoria,
y captes, como se caza un mosquito, los instantes.
Relata con la coherencia de un vuelo oceánico,
la uniformidad de una estepa sin fin
o el constante caminar del beduino en el desierto.
Tras la forma estética surgirá el fondo:
Ideas brillantes sobre nuestras verdades,
y los detalles iluminados de tus sentimientos.
Jaime del Egido
Jaime, leer tu poesia una vez es gratficante, dos veces hacerse complice. tres sobrevolar un drama.
ResponderEliminarenhorabuena por dejarte la piel.
Andrés.
Qué bien supo Andrés reflejar el sabor que deja el poema.
ResponderEliminarTardaste en dispersar poesía
pero mereció la pena esperar.
Enhorabuena, Jaime
Gracias Andrés, me halaga saber que das mérito al contenido del poema. Aciertas completamente en lo de "dejarme la piel.
ResponderEliminarMariluz: "tardé en dispersar la poesía", pero no te hagas ilusiones acerca de esta continuidad, pues se debe a un contexto, una tesitura que tiene la fecha de caducidad marcada. Gracias
Estás cocinando con aceite de oliva. Este poema te salió deliciosamente gustoso.
ResponderEliminarMarco Antonio
Jaime, impresionante; siempre digo que en el taller hay mucho nivel; ya no volveré a decirlo: tras esta poesía no será necesario; me parece muy buena.
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