miércoles, 5 de mayo de 2010

MIGUEL ESTRADA CAMBLOR



Eso de la despedida

Aprendí
eso de la despedida
en los agujeros negros del planeta Cero.
En sus ojos llorosos.
En las noches vacías,
en las tardes grises,
y en los duros reproches de una cama fría

Aprendí a despedirme
de la mano de Erebo.
En su oscura nube,
universo denso
pude ver un día la nada que se mece
en la piel del viento.
Aprendí que la alegría existe para ser recuerdo,
en dos o tres horas
quizás en minutos
o quizás...
o quizás fue un sueño.

5 comentarios:

  1. Marco Antonio dice:
    Hay Argentinos y hay Argentinos que comen clavos y escupen poesías. Esos te crucifican a su prosa y ya no tienes remedio.
    Bravo Miguelito.

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  2. ¿Vais a decirme de una vez qué coméis al otro lao del océano?
    ¿De verdad son clavos?
    Verás qué perforación de estómago...
    Bienvenido, Miguel.
    Me alegro que entres por puerta grande.
    Besos

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  3. Jaime (del Taller Naranco)6 de mayo de 2010, 13:30

    Miguel: Ya sabía yo que no te irias del todo.
    Claro que se aprende a despedir y se aprende la alegria para ser recuerdo y tambien presente. No seas pesimista o modesto: Sabes de sobra que no fue un sueño.
    Saludos

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  4. Qué preciosa despedida de hasta cuando la vida quiera.
    Miguel, has conseguido llevar la alegría al recuerdo, ahora debes tener la certeza de que también estará en el futuro.
    Y no creo que sean los clavos, es más consecuencia de un buen mate, que reposa, amansa y sosiega el peor de los recuerdos.
    Precioso, Miguel

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  5. triste y sabia poesía,es verdad que la alegría suele ser ... solo un sueño solo un sueño

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