UN PEQUEÑO ROCE
Los sillones son confortables
la vista, estupenda
en el piano bar versionean grandes éxitos
a la derecha, el mar
a la izquierda, montañas desnudas
un roce interrumpe la lectura
una niña aparece empujando una silla de ruedas
los ojos azules de la madre
la rigidez de las piernas.
Es como rajar el lienzo de la Mona Lisa con una navaja afilada después de contemplar el paisaje.
ResponderEliminarEcho de menos un verso
ResponderEliminar"una niña aparece
empujando una silla de ruedas"
Aunque no se me había ocurrido pensar que su ausencia sea para bien.
Gracias por la imagen, por colgarlo y comentarlo.
Nos haces millonarios.
ERROR MOMENTARIO OCASIONADO POR LA PRECIPITADA E INOCENTE EJECUCIÓN EUFÓRICA DE LA MÁS NOBLE INTENCIÓN. CORRECCIÓN ADQUIRIDA AL RECUPERAR EL JUICIO. EXCUSAS EXPRESADAS EN EL IDIOMA DE LOS SOÑADORES DE PECES DORADOS Y EN EL DIALECTO DE LOS CABALLITOS DE MAR.
ResponderEliminarPues qué queréis que os diga...
ResponderEliminarSin el verso de la silla de ruedas me gustaba igual, casi más. No era necesario, Mariluz, supiste expresar perfectamente la minusvalía.
A veces, si hay tanto sentimiento, sobra lo obvio.
¡Ay, el dialecto de los caballitos de mar! tan difícil de entender para algunos, sobre todo para los que no les gusta la mar.
Bienaventuradas las confusiones, Hombre sabio.
ResponderEliminarDan lugar al diálogo y la sonrisa.
Gracias una vez más.
Gracias por tu opinión, Paxarín.
ResponderEliminarPero me quedo con el verso añadido.
La niña lo pide.
Corta pero intensa poesía, Mari lUZ.
ResponderEliminarEn el primer grupo de versos, ¿algún duende cambió las comas de sitio?
Gracias, Jaime.
ResponderEliminarNo hay duende que valga...
Espero tus consejos.