MARCO ANTONIO
TENDREMOS AYUDA
¿Cómo se trata al inconsciente de cabeza hueca que orina contra el viento y no le importa mojarse la cara? La tendencia contemporánea es acostumbrarse a comer con la misma cuchara y escuchar con los mismos oídos porque aunque digerimos la información de distintas maneras, no todo lo desechable va a parar al intestino grueso. Por efectos de la peristalsia algo se escapa e invade el cerebro. Entonces, los de cabeza hueca, reaccionamos como si fuéramos lo único que importa y empezamos a mear contra el viento. Nos olvidamos de todos, incluso ignoramos que una vez fuimos educados en buenas maneras y no con la idea de ir meando contra el viento y salpicando impunemente los rostros y pantalones de otros contertulios. Estos ególatras no tienen nada en común con aquellos que optan por compartir el pan de cada día respetando el espacio y los derechos de sus semejantes. Como no sé tratarlos, he decidido sonreír y saludar a todo el que por mi lado pase, conocido o desconocido, He decidido retomar las viejas tradiciones: abrir puertas y ayudar a ancianos cuando crucen los pasos de cebra o el medio de la calle si allí los encuentro. He decidido integrarme al sentimentalismo de escuchar las penas de otros sin contarle las mías. He decidido luchar contra el inconsciente de cabeza hueca con la ayuda de Don Alonso Quijano y su escudero Sancho Panza.
Marco Antonio
TENDREMOS AYUDA
¿Cómo se trata al inconsciente de cabeza hueca que orina contra el viento y no le importa mojarse la cara? La tendencia contemporánea es acostumbrarse a comer con la misma cuchara y escuchar con los mismos oídos porque aunque digerimos la información de distintas maneras, no todo lo desechable va a parar al intestino grueso. Por efectos de la peristalsia algo se escapa e invade el cerebro. Entonces, los de cabeza hueca, reaccionamos como si fuéramos lo único que importa y empezamos a mear contra el viento. Nos olvidamos de todos, incluso ignoramos que una vez fuimos educados en buenas maneras y no con la idea de ir meando contra el viento y salpicando impunemente los rostros y pantalones de otros contertulios. Estos ególatras no tienen nada en común con aquellos que optan por compartir el pan de cada día respetando el espacio y los derechos de sus semejantes. Como no sé tratarlos, he decidido sonreír y saludar a todo el que por mi lado pase, conocido o desconocido, He decidido retomar las viejas tradiciones: abrir puertas y ayudar a ancianos cuando crucen los pasos de cebra o el medio de la calle si allí los encuentro. He decidido integrarme al sentimentalismo de escuchar las penas de otros sin contarle las mías. He decidido luchar contra el inconsciente de cabeza hueca con la ayuda de Don Alonso Quijano y su escudero Sancho Panza.
Marco Antonio
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