lunes, 14 de junio de 2010

JAIME DEL EGIDO

     GIGANTES Y ENANOS, MOSTAZA Y TENDAL

Desde aquella terraza a pié de calle donde comía, les vi venir. Yo untaba una pizca de mostaza sobre mi rebanada de pan. Más que una pareja, me pareció que observaba un cuadro insólito.

Ella era una mujer enana, de unos noventa y cinco centímetros de estatura. Caminaba de forma inestable ayudada por un andador que amortiguaba el excesivo vaivén de su cuerpo entre un paso y el siguiente.

El hombre que caminaba a su lado era algo mas joven y delgado. Medía aproximadamente un metro setenta centímetros. Le observé con detenimiento. Su ostensible desequilibrio me recordó a una de esas personas con grandes problemas de lenguaje y coordinación de movimientos. Cada paso parecía ser el último antes de caer. Si no sucedía era porque sus brazos le mantenían en equilibro.

Pasaron por delante de mi mesa gesticulando, riendo y farfullando sin cesar (entonces me pareció escuchar algo acerca de “problemas” y de un “tendal”).



Jaime del Egido

2 comentarios:

  1. Es un buen tema.
    Me quedo con los párrafos primero y tercero.
    Siéntete cómodo con el hallazgo y desarróllalo.
    ya digo, la historia promete.
    (Y perdona la osadía)

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  2. Gracias, M Luz:
    La verdad es que Marcos modificó la estructura de algunos párrafos y mejoró el texto.
    Creo que no hay que desarrollar nada porque es un retal no imaginado, sino visto en la realidad. Me hizo reflexionar sobre la inconsciencia en la que vivimos tantas veces...
    Un saludo

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