martes, 30 de marzo de 2010

ENRIQUE TEJON




LA MIRADA DE UNA PERCHA

-         Por favor, señora, tenga la amabilidad de soltar este chubasquero para perro, lo he cogido antes.
-         Ni hablar, yo lo cogí primero.
-         ¡Oh!, vamos, sabe que no ha sido así. Créame que le guardo todo el respeto que merece su edad, pero… yo lo he cogido antes.
-         Antes de darse cuenta de que yo lo cogí primero.
-         Vamos, señora, ¿qué perro tiene usted?
-         ¿Delante? Creo que un perro porcino. Suéltelo, joven.
-         ¿Joven? Tengo edad suficiente para ser su hijo mayor.
-         Antes de que usted fuera mi hijo mayor habría tenido diez hijos y empezaría a parirlos por el noveno y luego me haría una ligadura de trompas.
-         Pues para la que tiene ahora necesitaría un corcho.
-         Un corcho, ¿eh? ¿Nota la percha que tiene clavada en el estómago?
-         ¿Cómo lo sabe?
-         Porque es la punta de mi paraguas. O suelta o le hago otro ombligo.
-         Sabe que si estornudo tendríamos que sacarla del espejo que hay detrás de usted.
-         Buenas tardes, ¿puedo ayudarles?
-         Sí. Llame al asilo, creo que se les ha escapado una ancianita.
-         Por favor, no sigan peleando, hay más chubasqueros como éste, estamos liquidando los precios y pueden coger cualquier otro.
-         Señora no siga tirando. Ha aumentado el chubasquero en dos tallas.
-         Jamás soltaré mi chubasquero.
-         Por favor, por favor, no sigan…
-         ¿Quiere dejarnos en paz? Este es un asunto entre Juanita Calamidad y yo.
-         Bien, miren: al primero que suelte le regalo uno.
-         Está bien. Traiga uno y póngalo en esa bolsa mientras yo entretengo a la vieja.
-         Por favor, hable con respeto de la señora.
-         ¿Hay alguna por aquí?
-         ¡Oh!, creo que me voy a morir por culpa de este energúmeno.
-         Vaya, lleva caducada varias décadas y piensa echarme la culpa de su muerte.
-         Señor, por favor, un poco de respeto…
-         Está bien, le pido disculpas, y voy a soltar. Ya está. Váyase señora y disfrute del chubasquero. Yo… volveré a casa y trataré de explicarle a mi San Bernardo que no podrá llevar el chubasquero que tanta ilusión le hacía. Le dejaré que siga bebiéndose el coñac de su barrilete; que se arrastre por la calle y que permita que los perros callejeros se rían a su costa; que se olvide de la perra del quinto; que en lugar de traerme las zapatillas, siga intentando ponérselas mientras se cae patas arriba; igual que cuando se alza para poner sus patas sobre mí, y… en fin, que continúe creyendo que tiene dos amos. ¿Qué hace señora? ¿No se apiada de mí? ¿Por qué se pone el chubasquero?
-         Mírame bien, me quito el disfraz, ¿ves? Yo soy tu San Bernardo. El otro día acariciaste al perro del segundo y dijiste que era mejor que yo. Sólo quería saber si había perdido tu cariño.
-         ¡Oh!, ¿cómo has podido pensar eso? Siempre te he querido y no te dejaría por nada del mundo.  ¡Vámonos a casa! ¡Qué final de historia tan feliz!
-         No tan rápido amigos. Soy el perro del segundo disfrazado de vendedor; quiero ese chubasquero y la perra del quinto es mía.
-         ¡Eh, eh!, no os peléis por favor, no sigais, dejadlo.
-         ¿Estos perros son suyos? Va a pagar todos los desperfectos que están ocasionando.
-         Pues no olvide que están liquidando los precios.
Enrique Tejón

2 comentarios:

  1. Marco comenta:
    Una trama de perros. Me quedo con la sospecha de no creer del todo la verdadera identidad de los perros, o mejor dicho, los humanos, o, si me permites la inconstancia, los alienígenas que al parecer se han apoderado subrepticialmente del planeta. Es maravilloso y digno de elogios de parte de la Asociación de Psiquiatras y Defensores de las anomalías que ocurren en el universo.

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  2. Me gusta muchi-sí-si-mo.
    Pero hay más: soy adicta a tus títulos.
    Qué cabeza la tuya, Enrique.
    Qué títulos.

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