viernes, 16 de abril de 2010

MARILUZ


DADAS LAS CIRCUNSTANCIAS

Llegó del colegio antes de tiempo.
En cuanto me vio empezó a hablar de quásares.
Era una mañana para el olvido.
Apuesto a que la tendera había mezclado las legumbres.
De no ser así, que alguien me explique los misterios de los garbanzos Pedrosillanos.
No cocían.
El microcosmos hogareño bullía entre la negritud de los agujeros de gusano y el futuro incierto del menú del día.
Llevado por su rigor científico el crío echó mano de papel y lápiz.
En cuestión de segundos una galaxia en expansión cubrió el folio sin vida.
Aquellas coordenadas me quedaban grandes.
Por no hablar de la prisa que teníamos.
La notita pegada en la puerta de la nevera lo decía bien claro: Lunes 12,45 vacunas.
Me acordé a tiempo de Piaget y Vigotsky.
Las etapas del desarrollo aconsejan prestar atención a los hijos.
Igual que la sensatez.
Guíalos, pero no seas sus ojos.
Protégelos, pero déjalos volar.
Dadas las circunstancias, me acordé de otra frase emblemática, No sólo de pan vive el hombre.
Interrumpió su discurso sobre las radiaciones estelares y dijo que estaba nervioso.
Que no era amigo de las agujas.
Sin más preámbulos, como de costumbre, me levantó la camiseta y escondió la cabeza en mi estómago.
- May Day, May Day, au secours, help, socorro.
- Venga hombre, no te vas a enterar de ese segundito de esgrima, ¿te imaginas que te dejen una Z en el brazo?
- ¿Cuando tú eras pequeña también te apetecía teletransportarte al futuro los días que tocaba vacuna?
- Me temo que me faltaba infraestructura para planteármelo.
- Vale, ya sé, ya respiro hondo, mira, escucha.
Miré bien su cara.
Recorrí su expresión a placer.
Con la cita médica galopando en el reloj.
Que los garbanzos te acompañen hasta tu último minuto -pensé.
Hasta el filo de tu futuro posible, aún mudo y ciego como los folios sin palabras.
Travesía de quásares, aceleradores de partículas y gigas.
Que la vida te provea de una camiseta donde proteger tu soberanía.
En esta era de chips subcutáneos.
Te ofrecerán el Soma y quince mil plenitudes.
Y nadie te hablará de la letra menuda.
Y fui yo.
Sí, fui yo quien te dejó en la selva.
Tú, a cambio, me haces rejuvenecer.


Mariluz





1 comentario:

  1. Marco Antonio comenta:
    Lleva tu perfume, tu estilo no hay necesidad de firma. Me ha gustado mucho.

    ResponderEliminar