Noche de viento
Te vi desaparecer bajo la tormenta.
Al girarme supe que no te volvería a ver.
Nunca.
Me lo dijo el eco de tus tacones.
Su repiqueteo indefenso.
Me estremecí.
El microcosmos golpeó mi cara
con guantes de viento.
Lo merecía.
Mi sombrero. Llévalo.
Le ofrecí también mis recuerdos.
No los quiso.
Busqué refugio en un bar.
Paredes nebulosas. Estelas de espuma.
Gente.
Una mesa azul. Aquella pareja.
Él, caricias distraídas.
Cenizas.
Ella, tocaba su mano.
Susurraba vivencias.
Mis pupilas observaban sus palabras
quemándose sin ser escuchadas.
Una y otra vez.
Una y otra vez.
Recordé los errores cometidos
en caminos ausentes de sonrisas.
Y ahora, ¿qué?
Afuera noche de viento.
¡Perdóname! Grité arrepentido.
Creí rejuvenecer, miré al reloj:
no hubo milagro.
Al volverme te vi en la parada.
La papelera y tú tintineabais. Me mirabas.
Y ahora ¿qué?, me dijo mi alma.
Y ahora ¿qué?, contesté.
Mara (versión del texto de Silvia G. Santana “Noche de aire”)
Una alternativa original.Muy bueno.
ResponderEliminarMe encanta.
ResponderEliminarMe-en-can-ta.
Bravo.
MAdre mía!! Con esto ¿Como voy a reformar nada? sois unos artistas.
ResponderEliminarBien por tu poesía, Mara. Se aprecia que te saliste del guión de Silvia al tuyo (inevitable, claro)
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