Necesitamos una pensadora
. Necesitamos una gata con botas de siete leguas que escriba rompiendo con lo ya escrito. Necesitamos una pensadora que no se ciña a los preceptos viscerales, una mujer que no se detenga a la orilla de la liturgia por verse reflejada en ella. Alguien que, con la imaginación, pinte puentes del color de un verso sencillo, que se atreva, que rebusque, que lo invente todo. Una que escriba descalza con las uñas pintadas y pies con sabor a baldosas. Que hable de su tiempo sin intentar entenderlo todo. Que sea buena y no tan buena, pero que nunca quede atrapada en un pañuelo de mocos. Que sea inspiración como a veces lo somos todos sin intentar elevarse hasta donde el calor del sol derrita la cera de sus alas y de su prepotencia... Que no le importe fundirse en el bochorno de su propia realidad y que tenga el valor de dar rienda suelta a los desvaríos de su mente. Que sea intoxicante hasta conseguir que nos sintamos héroes en un poema. Necesitamos a una pensadora porque el género opuesto está incapacitado en estos momentos. Hemos abandonado la práctica sin saber cuando. Al parecer,estamos en desventaja, nuestra materia gris, como en el agujero de la capa de ozono ha comenzado a perder su densidad. Nos encontramos en una verdadera crisis.
Marco Antonio
. Necesitamos una gata con botas de siete leguas que escriba rompiendo con lo ya escrito. Necesitamos una pensadora que no se ciña a los preceptos viscerales, una mujer que no se detenga a la orilla de la liturgia por verse reflejada en ella. Alguien que, con la imaginación, pinte puentes del color de un verso sencillo, que se atreva, que rebusque, que lo invente todo. Una que escriba descalza con las uñas pintadas y pies con sabor a baldosas. Que hable de su tiempo sin intentar entenderlo todo. Que sea buena y no tan buena, pero que nunca quede atrapada en un pañuelo de mocos. Que sea inspiración como a veces lo somos todos sin intentar elevarse hasta donde el calor del sol derrita la cera de sus alas y de su prepotencia... Que no le importe fundirse en el bochorno de su propia realidad y que tenga el valor de dar rienda suelta a los desvaríos de su mente. Que sea intoxicante hasta conseguir que nos sintamos héroes en un poema. Necesitamos a una pensadora porque el género opuesto está incapacitado en estos momentos. Hemos abandonado la práctica sin saber cuando. Al parecer,estamos en desventaja, nuestra materia gris, como en el agujero de la capa de ozono ha comenzado a perder su densidad. Nos encontramos en una verdadera crisis.
Marco Antonio
No te incluyas, querido Marco. Me encanta cuando escribes así.
ResponderEliminarDe todo lo que pides, me quedo con esto: "Alguien que, con la imaginación, pinte puentes del color de un verso sencillo"
Un beso.
¿Por qué no se contagia la sabiduría?
ResponderEliminarBueno, puestos a ello, también la mesura, la prudencia, la templanza y los ochenta y cuatro de cadera?
Un fuerte abrazo, Marco
Gracias
Bien sabes por qué.
Que hable de su tiempo sin intentar entenderlo todo. Que sea buena y no tan buena,
ResponderEliminarme quedo atrapada en estas palabras... y me declaro incapaz de entenderlo todo, mucho menos de intentarlo... me contento con sentirlo...
Felicitaciones Marco Antonio... salí a navegar y una corriente marina me trajo hasta aquí...
Los del "genero opuesto" estamos en desventaja, Marco.
ResponderEliminar¡Claro que necesitamos una Pensadora!
Acaso ya esté entre nosotros...
Tal vez si la mirásemos con la verdad de un amanecer, abandonaría la máscara del pantalón ajustado y la de agrandar los ojos a base de pinturas estratégicas en el ángulo inverso.
(Creo que solo precisará que utilicemos guantes de ternura para que se quede, definitivamente, entre nosotros).
¡Cómo me gustó eso de utilizar guantes de ternura! Y que se queden todas.
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