lunes, 18 de abril de 2011

Escuchando a Dire Strait




Hago sonar su música una y otra vez en el aparato de CD. Me resulta delicada, fluida, armónica; sugerente como una jornada festiva. 

¡Maravilla de sonidos de guitarras y de batería, acoplados sin sacudidas ni estridencias! 

Sus melodías e interminables requiebros me atrapan en una determinada estética musical en la que, por fuerza de la cultura, he sido educado. Me transmite la misma paz que puedo sentir cuando contemplo, sin prisas, un atardecer todavía encendido y luminoso. 

En Túnel of love, tan pronto distingo matices apoyando la voz del cantante (insistente, algo nasalizada) como capto las síncopas que, a medida que transcurre la canción, logran disipar mis dudas existenciales. 
Se entremezclan las armonías que oigo con las emociones que siento; los brillantes punteos de guitarra con recuerdos agradables; sones reverberantes a ritmo del bajo, y orgullo de sentir que algunas de mis amistades son eternas.
Son sonidos nítidos y suaves que me invitan a oírlos incansablemente. El mensaje de la letra de la canción lo desconozco, se me antoja desprovisto de crítica o denuncia social.

Oír y escuchar mientras me sumerjo en la lectura de un libro o me dedico a fregar la vajilla.

¡Escuchar, saboreando este tiempo de espera!

Jaime del Egido

3 comentarios:

  1. Eres hijo de la nostalgia con la sensibilidad que todo escritor necesita para expresarse con valentía. Enhorabueno amigo mio, extraño la naturalidad de tus acciones y la solidez de tu participación.

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  2. Gracias, H. Sabios por tu reconocimiento. Yo si que extraño tu ausencia en este blog, aunque sé de tu estupenda continuación en "ese ojo que nos mira". Supongo que tienes tus razones.
    Un Abrazo.

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  3. Perdón por el error: Quería referirme a "Cartas a la vida". Gracias por esos relatos.

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